2006/03/29

DISCURSO DE MARAÑON EN EL ACTO DE ENTREGA DE PREMIOS DE LA REAL FUNDACION TOLEDO. La crisis en el patrimonio paisajistico.



Discurso.
Acto de entrega de premios de la Real Fundación Toledo.

Por D. Gregorio MARAÑON y BERTRAN DE LIS,
Presidente de la Real Fundación Toledo.



Año 2006, 2 de agosto.

"Señor:

En nombre de la Real Fundación de Toledo, cuya presidencia nos hacéis el inmenso honor de ostentar, quiero que mis primeras palabras sirvan para reiteraros nuestro más profundo reconocimiento por vuestro permanente apoyo, reconocimiento que se añade al que como ciudadanos españoles os debemos por lo que está significando vuestro reinado en términos de libertad y progreso, sin par en nuestra historia, una historia que cambió su curso, hace ahora veinticinco años, gracias precisamente a la decisiva intervención de Vuestra Majestad.

Sé bien que Vuestra presencia al frente de la Fundación, y hoy aquí, en este precioso Teatro de Rojas, se debe fundamentalmente a lo que la ciudad de Toledo os evoca, pero creo que también pesa en vuestro ánimo el sentido de nuestro empeño. La Fundación responde al convencimiento de que en una democracia moderna la sociedad civil debe participar, solidariamente, en las grandes cuestiones públicas. Y una de estas cuestiones es, sin duda, la defensa del Patrimonio común: cuidar la herencia histórica, artística y medioambiental recibida, y acrecentarla con las aportaciones de nuestro tiempo, constituye una tarea social inexcusable, sobre todo cuando el Patrimonio, como sucede en Toledo, es el signo de identidad de la ciudad y su principal fuente de riqueza. La conservación de Toledo, por tanto, nos concierne a todos, porque además Toledo representa, en palabras de Galdós, la plenitud de la historia de España, y forma parte indisoluble del Patrimonio de la Humanidad, como bien reconoció la UNESCO hace veinte años.

Antes de referirme a los Premiados –que son los verdaderos protagonistas de este acto– deseo, en nombre de la Fundación y en el mío propio, felicitar efusivamente a don Antonio Cañizares por su significativo nombramiento cardenalicio, que tanto honra a Toledo.

A nuestros premiados, al felicitarles también muy cordialmente, sólo quiero decirles que la gratitud es nuestra, por el testimonio, tan alentador, que nos dan con su ejemplo. Entre ellos figura la prestigiosa institución que preside e impulsa el Príncipe Aga Khan, a quien quiero reconocer, muy especialmente, su presencia en este acto, también en su proyección espiritual. Su venida evidencia la vocación universal de Toledo, como símbolo, hoy más necesario que nunca, de la convivencia fecunda, y posible, de nuestras tres culturas. También han sido premiados la restauradora Concha Cirujano; los musicólogos Carlos Martínez Gil y Michael Noone; los arquitectos José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres, y el Hermanamiento entre Toledo-Ohio y nuestro Toledo, con el fin de promover la relación entre las dos ciudades, que no debería ser sólo retórica.Permítame, Señor, destacar, finalmente, a otros dos premiados, cuyo quehacer se vincula con la gran preocupación que sentimos en estos momentos por la conservación de Toledo.

Me refiero a la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y al equipo de arqueología formado por Primitiva Bueno, Rosa Barroso y Rodrigo de Balbín. La Academia, que recibe la primera distinción en su centenaria andadura, ha levantado de nuevo su voz, para defender, con tanta autoridad moral como rigor científico, los valores patrimoniales de Toledo. Por otra parte, el premio otorgado a estos excelentes arqueólogos, viene a llamar la atención sobre el reconocimiento que debe tener la arqueología en una ciudad que posee uno de los patrimonios arqueológicos más importantes de Europa, cuando, lamentablemente, la investigación de los restos que constituyen nuestra memoria se considera, por muchos, más riesgo que oportunidad, y los hallazgos, cuando se producen, más hipoteca que riqueza.

¿ Cuál es esa grave situación a la que he aludido antes y que hoy nos preocupa tanto? Me apresuro a decir que en esta fiesta del patrimonio también tratamos los problemas de Toledo, porque no hay auténtica fiesta, en el más pleno y gozoso sentido del término, si la celebración se realiza de espaldas a la realidad de la sociedad en la que vivimos.

Toledo ha recuperado su pulso económico, y por primera vez en siglos tiene la capacidad, y la oportunidad excepcional, de conformar, con ambición y talento, una ciudad modélica, que aúne su patrimonio histórico con la modernidad. Pero esta capacidad, si no se usa adecuadamente, también puede arruinar fácilmente una parte importantísima del Patrimonio heredado. Pues bien, en este sentido, hay que afirmar que la preservación del paisaje histórico toledano, y quizás también de una parte de su riqueza arqueológica, corren ahora un peligro inminente .

En efecto, el futuro de Toledo va a determinarse, en gran medida, por el Plan de Ordenación Municipal, que actualmente se tramita. Al carecer Toledo de un proyecto consensuado de ciudad, que hubiera podido servir de directriz al plan, éste responde, principalmente, a la visión urbanística de los excelentes profesionales que lo han redactado, y a los intereses concurrentes del sector inmobiliario, público y privado. Aunque sea un Plan técnicamente acertado y, sobre todo, necesario para el crecimiento de la ciudad, sin embargo parte de un grave error conceptual que, de no corregirse, provocará inevitablemente la destrucción del paisaje de Toledo, un paisaje que forma parte indisoluble de sus valores patrimoniales.

El Plan viene a sostener que la ciudad histórica se limita al perímetro de la ciudad amurallada, y su paisaje a los cigarrales, desconociendo, incomprensiblemente, la importancia paisajística, geográfica y arqueológica de las Vegas, protegidas, desde 1968, en todos los planeamientos anteriores, y en el expediente que dio lugar a la resolución de la UNESCO.Apruébese, por tanto, y cuanto antes, el Plan que Toledo necesita, pero sin olvidar que sus consecuencias pueden ser irreparables. Por ello, solicitamos, sin fundamentalismo alguno pero con inquebrantable firmeza, que, previamente, con urgencia inmediata para no demorarlo más, se alcance un consenso razonable, político y cultural, que permita un mejor tratamiento de la zona de las Vegas, propiciando una solución que armonice los intereses legítimos de los propietarios de su suelo con la conservación de la riqueza paisajística, medioambiental y arqueológica, que es Patrimonio de la ciudad y de sus habitantes, y que, obviamente, debe prevalecer en caso de conflicto.Que nuestra generación no cargue con la responsabilidad de haber destruido el paisaje de Toledo –como se destruyó, en pleno desarrollismo de los años sesenta, el paisaje de una gran parte del litoral español, hoy de nuevo amenazado, y el paisaje de algunas ciudades históricas como Granada– máxime cuando el término municipal de Toledo cuenta con las reservas de suelo necesarias para garantizar por otros lados el crecimiento de la ciudad. Que tampoco se nos reitere que edificar sobre los restos de la antigua capital visigoda de España, y sobre las vegas toledanas del Tajo, resulta necesario para vertebrar la ciudad, como si Madrid precisase edificar el Retiro, la Casa de Campo y El Pardo para lograr una mayor cohesión de su trama urbana; por el contrario, levantar una barrera de bloques de edificios y semáforos, sólo alejará más, en el tiempo de contacto, a los actuales barrios de Toledo.

Y reitero esto, que ya han manifestado otras voces, como las Reales Academias de Bellas Artes de Toledo y de San Fernando, e Iniciativa Ciudadana, con la viva esperanza de que las tres Administraciones públicas con competencia sobre el urbanismo de Toledo, lo acojan favorablemente. Conozco bien al Presidente de la Junta, a la Ministra de Cultura y al Alcalde de Toledo. Los tres están presentes en nuestra Fundación, y confío en que los tres, con la legitimidad democrática que les respalda, abordarán esta decisiva encrucijada en el devenir de Toledo sin más norte en su pensamiento que el del mejor interés de la ciudad, que es permanente y no circunstancial. Saben bien que para lograr este objetivo, pueden contar plenamente con el más leal y comprometido respaldo de la Fundación.

Termino con un ruego: haced, como dijo el poeta, que las alas arraiguen y las raíces vuelen. Porque es posible.

Muchas gracias.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

De: Humildad Muñoz [Humildad.Munoz@uclm.es]
Enviado: lunes, 03 de abril de 2006 16:54
Para: correo@iniciativatoledo.com
Asunto: RE: Blog de Iniciativa Ciudadana.

En líneas generales me parece todo muy interesante y como toledana que posee una vivienda en el casco ( aunque la habite esporádicamente) me afectan estos temas considerablemente.

Me han parecido especialmente lúcidos los artículos de Alarcón y Martínez sobre el botellón.

A las palabras del acto de entrega de los premios Ciudad de Toledo, me gustaría añadir una cosita: ¿ Cómo se puede premiar un engendro visual como es la escalera mecánica de la Diputación ?
Visto desde lejos parece el “día después” de un cataclismo cósmico. Una vez consumado el “crimen” paisajístico, ¿ no se podía haber DISIMULADO con algún tipo de vegetación? ¿No hay nadie a quien le parezca una atrocidad esta especie de sucursal de unos grandes almacenes? ¿Nadie protesta?

En Rumanía (creo recordar que la ciudad se llama Tirgoviste) también hay una escalera que salva un enorme desnivel, me parece que está construida en el siglo XVI, ¡nada menos!, PERO ESTÁ BAJO TIERRA…

Atentamente
Humildad Muñoz