2007/10/10

PEATONALIZACION EN EL CASCO HISTÓRICO: ¿ UN FUTURO PARA SIEMPRE JAMÁS?




Colaboración.
Hilario ALARCÓN.



Lunes, 8 de octubre, por la mañana, aproximadamente las 10,25 h. AM. Atravieso la calle Martín Gamero y doblo cuesta abajo hacia la calle Tornerías. Como una pieza móvil de un puzzle viviente, me introduzco en la corriente humana de la estrecha cuesta, pegado a la pared, entre un grupo de turistas que baja hacia la Plaza Mayor y entre la gente que está haciendo compras de una a otra tienda.



Al pasar frente a la pescadería del número 7 de Tornerías, noto una tarascada en mi pierna izquierda y un golpe en mi brazo que me hace tambalear aunque no caer gracias a que me apoyo en la pared. La chica de la pescadería se acerca preocupada hacia mí casi instantáneamente. Una voz nerviosa desde el medio de la calle parece dirigirse a mí.



LUGAR DEL PEQUEÑO INCIDENTE.

“¿ Le he dado?”

La pregunta surge de un joven de veinte y pocos años, sentado al volante de un coche blanco semi-tuneado, sin distintivo de residente ni autorización municipal, acompañado en el asiento de delante por una chica con la mirada perdida al frente que sigue fumando indiferente con un cenicero de cristal sobre su regazo.

“¿ Le he dado?, ¿ se encuentra bien?, …”

Vuelve a preguntar el rostro inquieto del conductor sin bajarse del automóvil –su acompañante sigue con los ojos perdidos hacia el frente, como concentrada en las volutas de humo de su cigarrillo-. Me miro el brazo, me miro la pierna. Una ligera rozadura, un insignificante moratón, un pequeño escozor, una manchita de tizne en la pernera del pantalón, y un mediano susto en el cuerpo.

El joven dice que no me ha visto, que unos turistas no se apartaban, que la gente se le echaba sobre el capo del coche, que ha visto un pequeño hueco entre la gente, que ha acelerado un poco, que iba tan pendiente de los peatones en su lado izquierdo y que no me ha visto en el lado derecho de la calle -textual-.

Respondo, algo alterado, que yo caminaba pegado a la pared, que la calle es la que es y ésta es estrecha, que me ha dado un golpe viniendo desde atrás, que hay mucha gente, que no debe buscar huecos para acelerar, sino respetar la preferencia de los viandantes, y que está además, a mas inri, conduciendo en una zona peatonal.



PLANO DE LA ZONA PEATONAL DE 10,00 H. AM A 10,00 H. PM.


Al no haber sangre, ni cadaver de viejecito sobre la calle, comienzan a tocar el claxon con impaciencia unos seis siete vehículos que detrás están detenidos, esperando atravesar cuanto antes la zona peatonal. Él vuelve a disculparse e insiste en preguntar si me encuentro bien. Le digo que no tengo nada excepto el susto, pero le aconsejo con seriedad que tenga mas cuidado. Me despido. Él arranca y prosigue cuesta abajo. El conductor del vehículo que le sigue me mira con desaprobación cuando pasa por mi lado.

El trafico en el barrio del Casco Historico es un problema difícil de gestionar, sobre todo cuando los concejales y los policías locales tienen una mentalidad 99 % favorable a las necesidades del automóvil y un 1 % residual al peatón –es lo que todavía hay en el Toledo real del dia a dia-. Pero además leer en una entrevista realizada al Concejal Delegado del Distrito del Casco Histórico, D.Francisco Javier Martín Cabeza, que la peatonalización en ningún caso va significar la desaparición de los coches alegando, como razones de peso, las necesidades del sector turístico y la comodidad de sus trabajadores, es insultar a los que cada día vivimos y andamos por las calles de este barrio, sorteando la posición dominante del automóvil en toda plaza, plazuela, calle y callejón.

Parece que se vuelve a repetir el momento en que un concejal, cuando habla sobre el tráfico en el Casco, en lugar de preocuparse primero de la movilidad y de la seguridad viaria de los residentes y viandantes que sobrevivimos en la zona, prefiere, primero, abanderar con entusiasmo los intereses sobre el trafico del sector turístico de este barrio convertido en un parque temático.

Cuando desde el Ayuntamiento se insiste, con ese viejo doble lenguaje político, en prometer para el futuro una restricción de acceso de vehículos en el Casco, pero que en el presente –que ya dura treinta años- hay que evitar tomar medidas traumáticas para los conductores, siempre se olvida de evitar traumatizar a los residentes que desde decenios estamos por estas calles, y que tendremos que soportar hasta Dios sabe cuando no herir la sensibilidad de los que abusan de su vehículo protegidos por los concejales.

Sobre el tema del tráfico en el barrio del Casco, el peor sordo no es el que no quiere oír, sino el que por un oído le entra y por otro le sale, mientras sonriendo asiente con la cabeza al interlocutor. Este sordo siempre termina con un cargo en el Ayuntamiento. Y su buena suerte es la desgracia para los demás. Años y años perdidos hablando a sordos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Conozco a Hilario, un tipo corpulento y resistente. Desde luego, si ese topetazo descrito se lo hubiera llevado un niño o un anciano, quiezás ahora estariamos viendo al concejal de turno hablar de un lamentable incidente.

Anónimo dijo...

¿Por qué tanta escandalera? ¿Viandantes golpeados por coches en zonas peatonales en el Casco Historico de Toledo? ¿Que hay de raro?

Anónimo dijo...

Sigo insistiendo en que se deberia despedir a tos esos inutiles de la poliia local e invertir ese presupuesto en agentes de la Guardia Civil y de la Policia Nacional en Toledo.