2006/03/29

LA HUERTA DEL REY. LA DESTRUCCION DEL PAISAJE NATURAL E HISTORICO.




Colaboración.
El boletin EL RESIDENTE 001/017-To 2005.

Por Alonso DE GONZALO.



Existe –aunque en la actualidad hay que cruzar los dedos-, un lugar en lo alto del Casco Histórico que se llama descriptivamente El Miradero. Es un gran espacio abierto, una terraza publica que de antiguo sirve de mirador a vecinos y visitantes.

Desde esta antigua cota se ve el barrio de Antequeruela- Covachuelas, los olivares del oeste que quedan, y los del norte que van a desaparecer, y la Vega Alta, pero sobre todo el castillo de San Servando, la Huerta del Rey, y los meandros y orillas del río Tajo desde el puente de Alcántara hasta la lejanía a diez kilómetros río arriba, y, por supuesto, los ocasos del Sol por el Oeste.

Esta descripción bucólica, cursi, pero real, hoy viene adjetivada por un proverbio castellano -me temo que universal- de moderna creación: “Cuando hace un buen día seguro que por el camino ya se acerca alguien para joderlo”. Ese alguien es algo: el POM. Abreviatura explosiva del Plan de Ordenación Municipal urbana.

Modernidad, progreso, prosperidad, futuro, cohesión urbana ... , son las ideas que se lanzan en lo referente al destino en germen de esta ciudad con el POM. Y todo suena muy bien, y nadie en su sano juicio puede estar en contra. Pero nace un escalofrío cuando argumentando las virtudes anteriores se rufianean, convirtiendo en disfraz de interés público lo que en realidad es, aunque legítimo, solo el interés económico de un influyente apellido, de sus socios y de sus amigos.

Y es sobre esto último donde muchos tenemos un punto de vista que no está alineado al de la buena sociedad toledana, y que compartimos cientos de ciudadanos sin denominaciones de origen linajudas, una mirada distinta sobre el proyecto de urbanizar la Huerta del Rey y las vegas del río arriba del Tajo. Creemos que para el interés público de esta ciudad y de sus vecinos, es muy cuestionable la elección del DONDE se quiere construir, ni por razones geográfico-ecológicas, ni por razones de funcionalidad urbanística, ni por razones de patrimonio paisajístico, ni por razones de necesidad social.

Geográficamente no se comprende la necesidad de crear un barrio en una zona marcada por los expertos como área afectada por las crecidas del cauce del río, y cuyas infraestructuras y cimientos van a estar necesariamente afectados por la lucha perenne contra una humedad del nivel freático fluvial a escasos metros de la superficie del suelo. Bien es cierto que este río-cloaca no es el que fue, pero solo en los últimos sesenta años ha tenido cuatro grandes crecidas que han provocado inundaciones en esta zona, una de ellas llegando incluso a la Estación de Tren. Y si la solución de ingeniería moderna para evitar estos probados riesgos es encauzar el río con diques de hormigón y elevar la finca una decena de metros iniciando la construcción en un alto artificial, es evidente que el impacto visual del nuevo barrio respecto al Casco Histórico y las orillas del río será doloroso, por mucho que lo disfracen con árboles. No vamos a machacar exponiendo tristes ejemplos desgarradores en el horizonte de esta villa, como el de la construcción del Cigarral Hotel El Bosque, o las ampliaciones en los cigarrales de Hierbabuena o de Caravantes o del Hotel AC Ciudad de Toledo con su famoso aparcamiento ilegal en propiedad publica, o las reformas en el Cigarral El Ángel, –losas negras mas que atestiguan la precaria y nefasta sensibilidad de la Alcaldía actual-.

Causa muchísima perplejidad que no se aprenda de los errores históricos de los demás, otros disparates que grandes ciudades han cometido cuando han canalizado y urbanizado las riberas y sus proximidades. Por ejemplo, Madrid, en la actualidad está invirtiendo cientos de millones de euros para recuperar ecológicamente dentro de la ciudad las riberas del Manzanares, en un ancho de franja de margen que aquí coincide y sobrepasa el de la Huerta del Rey. Y que decir de Paris, que en verano extiende sobre el cemento una extensa moqueta verde, unas palmeras de plástico y unas sombrillas de diseño para recordar las amplias riberas fluviales del Sena que pintaron los impresionistas y que ahora ya solo recuerdan en cuadros del Louvre.

Tampoco la funcionalidad de dar cohesión urbana a la ciudad es un argumento incontestable para esta urbanización. Es absurdo que un barrio en una finca cercada por el río y sitiada por las vías del Tren de Alta Velocidad sea la solución para enlazar el núcleo urbano y los barrios dispersos. A no ser que las arcas del Ayuntamiento o los promotores inmobiliarios inviertan unos cientos de millones de euros en infraestructuras solo para la construcción de varios puentes sobre el río y decenas de viaductos elevados de doble carril sobre los raíles del AVE. Y todo antes de terminar los edificios y de la llegada de sus habitantes. De no ser así, será una isla; será, no una solución, sino otro problema urbano mas añadido, con un solo y congestionado acceso principal en el extremo de Safont, que solo daría una continuidad visual de mero cemento entre zonas urbanas dispersas, y que en nada aproximaría los actuales y futuros vecinos entre sí.

Para nada se comprende la razón por la cual la MODERNIDAD, el PROGRESO y la PROSPERIDAD para los ciudadanos están solo ligados a la creación de edificios de viviendas y no al nacimiento de zonas verdes y arboladas, publicas, con un inmejorable paisaje natural, abiertas para todos independientemente de su renta. Sin dejar de argüir que un gran parque publico es un instrumento urbano tan valido o mas que una serie de clónicos bloques de pisos para enlazar barrios entre sí. Y aquí hablamos de un parque al estilo de los que existen en otras ciudades, y no de lo que desecharía la urbanización, una burlesca tirita de terreno, de unos diez o poco mas metros de ancho, enmarcada por edificios y calles, que en algunos lugares se confunde con la orilla del río, y que a lo largo está decorada con banquitos y con vegetación de vivero.

La opción de desechar esta urbanización tiene también una defensa normativa. Esta zona de la Huerta del Rey es una de las áreas que el ordenamiento protege por estar próxima a los monumentos y a las zonas declaradas patrimonio histórico nacional. Está –a pesar de extraños desmentidos del Ayuntamiento defendiendo un interés extraño al común- incluida por la UNESCO como bien paisajístico en el conjunto del articulado de la declaración de esta ciudad como Patrimonio de la Humanidad. Además el Plan Especial del Casco Histórico –norma jurídica vigente del propio Ayuntamiento-, en su Título VII, establece que la Huerta del Rey, como parte de una de las vegas próximas a la ciudad, esta dentro de la zona de protección del entorno de la ciudad antigua de Toledo, donde no se permitirán nuevas construcciones con el fin de proteger el bien jurídico del paisaje en función de la perspectiva y de la armonía en el entorno del Casco Histórico. Para terminar incluso el art. 4.4 del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, establece que los poderes públicos tendrán como uno de sus objetivos básicos la protección y el realce del paisaje y del patrimonio histórico-artístico. Y dejamos caer que, asimismo, y aparte de haber sido el objeto pictórico y literario de grandes artistas, tiene un valor añadido como sitio histórico, pues la zona albergó uno de los jardines palaciegos extensos, mejores y más famosos de Europa, que seria digno de recordar, tanto como hoy se hace con la recuperación y recreación de vestigios arquitectónicos romanos, visigodos o medievales.

Para completar, tampoco el argumento de necesidad social de los que nos dicen que esta ciudad necesita mas pisos que árboles, y que se está jugando con el derecho a una vivienda digna y con las esperanzas de cientos de familias toledanas, tiene toda la razón. Es cierto lo segundo, pero no lo primero. Debido a la especulación inmobiliaria actual, y a la propia naturaleza privada de la promoción de esa nueva urbanización, que sin duda tendrá el carácter mayoritario y legítimo de exclusiva, será anormal el acceso a estos pisos por esos vecinos que de verdad no tienen una vivienda y la necesitan perentoriamente. Tampoco la necesidad y alarma social proviene de la precariedad de los respetables y adinerados propietarios de la finca de esta vega -y con esto no niego el derecho a alarmarse de los mas favorecidos que quieren acumular cada vez mejores casas en mas sitios-. Pero, incidiendo en esta pretendida carestía social de pisos, y aunque parezca insólito, en Toledo existen aun miles de viviendas sin ocupar. En esta pequeña capital, hay censadas 4.629 viviendas vacías – y se sabe que hay, además, otras 1.000 deshabitadas mas que no se incluyen porque quedan en otra columna disfrazadas de 2ª vivienda-. De las VACÍAS, 3.677 en estado perfecto de conservación, y lo que es mas grosero –pues el Art. 33.2 de la Constitución impone que el derecho a la propiedad está sujeto a su función social-, 1.223 de estos pisos vacíos han sido construidos en los últimos 10 años – curiosamente, casi la misma cantidad que los urgentes previstos para la Vega Baja-. A lo que hay que sumar que en otras zonas de nulo impacto contra el patrimonio histórico todavía no se han construido mas de 8.000 hogares previstos en el Plan de Ordenación Urbana Municipal de 1986. Todos son datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística. No es necesario añadir mas sobre este punto.

Unos pocos elegidos tienen los paisajes de los cigarrales; los demás nos conformamos con que nos dejen tranquilas las vistas históricas de los meandros y orillas del río Tajo. Ninguno de los dos placeres es superior al otro. La buena gente de la denominada Inteligencia Toledana debería saber, y ser consecuente con sus hechos de ello, que no solo es importante ser miembro de reales fundaciones, o la conservación de preciosas fincas, o antiguos palacios, o prestigiosos museos e iglesias, y la organización de exquisitas exposiciones de obras de arte, también lo es la protección del mucho mas antiguo paisaje natural que lo rodea, que también es patrimonio histórico y cultural, riqueza ecológica y calidad de vida de todos, para todos.

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